Amichi, con tres décadas de historia a sus espaldas, ha entrado en concurso de acreedores con un pasivo de 27,5 millones de euros.
El juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid ha admitido a trámite el proceso concursal de la sociedad Disedis, que controla la red de tiendas, pero no la marca.
Black Toro Capital compró la firma madrileña hace casi dos años con intención de reflotarla. El mal momento que atraviesa el sector textil y la desconfianza de la banca, que se ha negado a refinanciar la deuda de la compañía, han hecho que el fondo se replantee la estrategia inicialmente prevista a fin de reconducir la situación y salvar lo que consideran una buena marca y una empresa que funciona.
Con el cambio de la normativa bancaria, las entidades se ven obligadas a provisionar los créditos de los sectores en crisis, y el ‘retail’ es ya uno de ellos.
“Han tenido que provisionar los créditos a empresas de este sector y han bloqueado refinanciaciones y nuevas líneas, lo que ha hecho que se comprometa nuestro circulante y lleguemos a este punto de crisis”,
El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid declaró el concurso voluntario hace menos de un mes. La empresa sigue funcionando y el fondo está en conversaciones con varios grupos extranjeros con la opción de venderla mientras el administrador concursal prepara su informe de la compañía y se decide si se va a liquidación o no.
Black Toro compró Amichi en septiembre de 2017 por 15 millones de euros. Fueron los finalistas en la puja por la firma de moda en un proceso iniciado por los fundadores, la familia Amich, para salir del capital, y desde entonces controla el 100% del capital a través de una sociedad luxemburguesa.
En 2016, la red de tiendas de Amichi sumaba 160 establecimientos y la facturación se situaba en 29,3 millones, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil.
La compañía, sin embargo, presentaba pérdidas de 5,5 millones de euros y un pasivo que superaba los 8,8 millones. El objetivo era duplicar las ventas y alcanzar el beneficio a medio plazo a través de la puesta en marcha de un plan ambicioso que incluía la expansión internacional y un pool de marcas, pero no ha sido posible ya que no se ha coneguido el volumen necesario para alcanzar la rentabilidad.
Black Toro apostó por Amichi al considerar que era una firma líder en el sector de la moda, con un modelo viable, pero que había visto frenado su crecimiento por necesidades financieras.
El negocio sigue funcionando. A partir de ahora Amichi podría encontrar un nuevo dueño dispuesto a inyectar más dinero o cerrar definitivamente.
Fuente. El Confidencial