Cuando una empresa, independientemente de su tamaño y sector, atraviesa tensiones de tesorería que comprometen su capacidad de afrontar con regularidad sus obligaciones, es necesario plantear una hoja de ruta que garantice la continuidad de la actividad y la superación de dichas circunstancias.
Un diagnóstico acertado de la situación de la empresa en dificultades debe definir la herramienta jurídica más adecuada para garantizar su supervivencia.
Es habitual que la primera decisión por parte de la empresa deudora se vea encaminada a alcanzar acuerdos con los acreedores. Se buscará establecer condiciones de pago más ajustadas a la realidad actual de la compañía.
En una amplia mayoría de ocasiones este entendimiento entre el deudor y los acreedores no es viable. Es en estos casos en los que es necesario considerar otras vías para salvaguardar la actividad empresarial.
Será necesario identificar una o varias unidades productivas viables, a fin de desagrupar tales unidades de la sociedad deudora. Se solicitará la oportuna autorización judicial en el marco de un proceso concursal planificado ampliando considerablemente las posibilidades de mantener nuestra actividad comercial o productiva.
Transmisión de unidades productivas: Ejemplos recientes
Recientemente hemos conocido dos claros ejemplos de este tipo de planteamientos:
- El grupo valenciano de envases de cartón Hinojosa ha ganado tamaño con la incorporación de papeleras y plantas de producción en dificultades, como San Cayetano en Valladolid y Viscugraf en Vigo. El grupo ha presentado una oferta en el juzgado que tramita el concurso de acreedores de la firma Demco. De esta manera podría adquirir su unidad de negocio, conservando a la actual plantilla de trabajadores y a los actuales propietarios como parte del futuro equipo gestor.
- Por su parte, el fondo de private equity Black Toro ha presentado una propuesta de compra de la unidad productiva de la firma del sector retail In Situ. Incluye la compra de la marca, los puntos de venta, las existencias y los compromisos contractuales con los empleados.
Inversores concursales o en situaciones especiales
Es evidente que el apoyo financiero del inversor adecuado permite completar con éxito estos procesos de reestructuración.
El éxito de este mecanismo previsto en la Ley Concursal dependerá de la planificación de la transmisión, la existencia de inversores interesados en el proyecto y la identificación de los activos y pasivos estratégicos.
Es importante además acortar al mínimo los plazos procesales mediante la autorización judicial de inicio para llevar a cabo la transmisión de la actividad empresarial en los términos acordados.
Además tendrán que valorarse los riesgos inherentes a un proceso de reestructuración concursal de la empresa en dificultades.
Cabe destacar que este mecanismo es aplicable a empresas de todos los tamaños y sectores, ya que la Ley no establece ningún tipo de limitación en su planteamiento para un grupo, como es el caso de los ejemplos antes citados, o para una pyme o empresa familiar de menor envergadura.