La empresa Medimotors Gestión ha presentado una oferta para asumir la gestión y explotación de Panoramis -el centro comercial propiedad del Puerto de Alicante-, perfilándose como previsible ganador de la subasta convocada sobre su unidad de negocio con motivo de la liquidación de su concesionaria actual, Marina de Poniente.
La compañía es la única que ha mantenido su interés en ese proceso público de venta con una única oferta aún activa de 1,9 millones de euros.
A falta de conocer si los acreedores tienen algo que objetar, todo parece apuntar a que la sociedad Medimotors Gestión tomará las riendas del complejo asumiendo el reto de reflotarlo tras imprimirle una nueva orientación basada en la restauración y el ocio, ya que, además de ser la única aspirante que ha continuado interesada hasta el final del proceso, su oferta de adquisición ha sido ya considerada válida tras el análisis de la administración concursal.
Ese visto bueno resulta imprescindible para que el Juzgado de lo Mercantil número 1 (que tutela la liquidación de Marina de Poniente) pueda acordar la adjudicación.
Por lo pronto, su titular ya ha emplazado a la Autoridad Portuaria a autorizar de forma expresa la cesión de la concesión del complejo y prevé dar traslado de la propuesta a los acreedores privilegiados de Marina de Poniente para que manifiesten su conformidad o desacuerdo de forma inminente.
Ese es, en realidad, uno de los últimos obstáculos que debe superar la oferta de Medimotors. Y no es un reto menor, ya que el importe de adquisición que plantea su propuesta solo permitiría saldar dos de las deudas principales que arrastraba Marina de Poniente, con un desequilibrio de más de 5 millones de euros.
Se trata, en primer lugar, de las cantidades adeudadas a la propia Autoridad Portuaria en concepto de canon de explotación que ascenderían a más de 1,2 millones. Y, en segundo término, la deuda correspondiente al Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), cuantificada en más de 92.000 euros.
Marina de Poniente adeudaba 3,2 millones de euros en créditos hipotecarios a Banco Sabadell, Banco Castilla-La Mancha, Banco Mare Nostrum, EBN Banco de Negocios, Ibercaja Banco y Liberbank; además de otros 137.000 euros en concepto de créditos contra la masa.
Cualquiera de los acreedores privilegiados podría plantear discrepancias sobre la oferta de la sociedad Medimotors al considerar que no se habría conseguido el objetivo de la subasta: recuperar el máximo de las cantidades no satisfechas por Marina de Poniente antes de declararse en concurso de acreedores, en 2012.
En ese caso, la resolución de la subasta volvería a retrasarse, a expensas de que la administración concursal y el juez se pronunciasen sobre esas posibles alegaciones, lo que añadiría otro compás de espera a un proceso ya de por sí complejo, en el que se han sucedido varias prórrogas, abandonos de licitadadores inicialmente interesados (primero, el fondo inversor Eurofund Management, y el grupo hotelero de Muro Vilaplana Pérez Hermanos) y varios recursos.
La administración concursal valida la oferta pese a que no cubre las deudas de Marina de Poniente al considerar que dejar la subasta desierta no generaría ningún rédito y que, además, conllevaría más gastos.
No obstante, el argumento que habría llevado a la administración concursal a aceptar la oferta de Medimotors como válida, con un informe de propuesta de adjudicación, sería precisamente que la concesión del bien subastado conllevaría un mayor rédito que declarar la subasta desierta.
En definitiva, mediante su adjudicación a la sociedad Medimotors como mínimo se recuperarían los citados 1,9 millones. Si se rechazase su oferta, la subasta quedaría vacante, el centro comercial revertiría en la Autoridad Portuaria que tendría que volver a licitar su gestión sin recuperar el canon impagado, y además, ninguno de los restantes acreedores conseguiría recuperar sus créditos.
Por si fuera poco, la Autoridad Portuaria tendría que hacerse cargo de la gestión del complejo de modo temporal, lo que repercutiría en gastos adicionales derivados de su funcionamiento, o acordar su cierre, con el consiguiente deterioro del activo: un escenario desaconsejable ante una nueva licitación.
La sociedad Marina de Poniente se declaró en concurso de acreedores en 2012, pero no pudo cumplir sus compromisos y fue a liquidación con una convocatoria de subasta de su único bien activo: la unidad de negocio del centro comercial.
El centro comercial dispone de 53 locales entre los que se encuentra un aparcamiento subterráneo, un multicines y un gimnasio. El complejo abrió sus puertas en el año 2000 y la concesión actual que ahora podría heredar la compañía de Ramírez permanecerá en vigor como mínimo hasta el año 2028, ya que existe una opción de prórroga por otros 12 años.